domingo, 1 de septiembre de 2013

LUZ DE VELA

Hola a todos,ultimamente no e publicado,pero ya traje la historia asi que disfrutenla XD

LUZ DE VELA

Esto sucedió hace ya tiempo, cuando yo era pequeña, durante las vacaciones nos fuimos a quedar a casa de mi bisabuela que falleció tiempo atrás antes de que yo naciera y que ahora su casa sirve como lugar para quedarnos cada semana santa o vacaciones de verano.
Recuerdo que una noche como normalemnte suele suceder se fue la luz en todas las calles del pueblo, como era verano hacia mucho calor así que la gente aprovechaba para salir afuera, sentarse en una silla o mecedora y platicar entre ellos mientras esperaban que volviera la luz, algunos niños se ponian a corretearse en las calles obscuras y otros jugaban si alejarse de sus padres; en ese entonces yo era muy pequeña así que preferí no salir y quedarme dentro con mi abuelo al que le pedí, por temor a que algo pareciera en la obscuridad, que me encendiera una vela.
La colocó en la ventana que daba al pasillo del cuarto contiguo al patio para que iluminara y de esa forma me diera cuenta que no habia nadie o nada ahí. Absorta en la luz que temblaba ante mis ojos empecé a sentir sueño, mi abuelo me recostó en la amplia cama en la que dormian el y la abuela y me cubrió con una sabana, se recostó a un lado mio mientras esperaba a que yo durmiera cuando afuera una de mis tias lo llamó. Le rogué que no se fuera porque tenia miedo de que me dejara sola.
No te va a pasar nada, lo mismo que hay en la noche existe en el día.
Dijo tratando de tranquilizarme y salió.
Durante horas me quedé observando el techo, mirando el foco y rezando en silencio que la luz volviera. Entonces sentí un fuerte escalofrio y la presencia de alguien a un lado mio en la ventana, me volví hacia ese lado aun recostada en la cama y con los ojos cerrados, esperando para no ver nada. Lentamente los fui abriendo, primero los ojos se fueron adaptando a la luz de la vela, y poco a poco, pude ver en la habitacion contigua una figura, llevaba un camisón largo y amarillento, como esas ropas antiguas que solian usar hace tiempo, los olanes comenzaban en los puños y despues se extendian a lo largo en el pecho, mis ojos seguian desde abajo atenta a la figura y entonces comenzé a llorar en voz baja, los olanes terminaban en el cuello... y el cuello terminaba hasta ahí, en un pedazo de carne obscura como si le hubieran arrancado la cabeza.

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